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El SOLDADO AHEMD ALIOUAT ES VÍCTIMA DEL RACISMO. PEDIMOS SU INMEDIATA LIBERTAD.

El pasado martes 4 de julio, Ahmed Aliouat fue condenado a cadena perpetua por el Tribunal Militar marroquí. Ahmed, de origen saharaui y soldado en el ejército de Marruecos, ha sido acusado de comunicarse en las redes sociales con “el enemigo”. Esto constituye una cruel violación de los derechos humanos y del derecho a un juicio justo. 

El racismo y prejuicios contra los saharauis no existen solo en el ámbito social sino también en las instituciones del Estado marroquí, incluyendo las estructuras del ejército. Los malos tratos y los actos racistas son absolutamente ignorados y nunca son investigados ni castigados por la justicia del reino alauita. Además, el sistema de justicia penal no contempla ningún tipo de medidas para tratar los casos de discriminación contra las personas saharauis o de origen saharaui.

 

El caso del soldado Ahmed es un ejemplo de cómo los saharauis corren mayores riesgos de ser considerados “traidores del Reino de Marruecos”. Así mismo tienen muchas menos probabilidades de tener un juicio justo o de conseguir que se investiguen con prontitud y de manera exhaustiva las presuntas injusticias de que son objeto y que se ponga a los responsables a disposición judicial.

 

El impacto de las prácticas discriminatorias de las autoridades de ocupación marroquíes es tal que la sensación de injusticia no se limita solamente a víctimas que defienden la Autodeterminación del Pueblo Saharaui, sino que se extiende a todas las personas de origen saharaui o que hablan hassania (dialecto saharaui), incluyendo a los funcionarios del ejército.

 

La gran mayoría de los casos de los que Adala UK ha tenido noticias y que afectan a funcionarios o ciudadanos saharauis en las distintas instituciones de la monarquía marroquíes, revelan la existencia del racismo manifiesto que sus funcionarios y jefes marroquíes ejercen sobre los saharauis.

 

En abril de 2017, el soldado Ahmed Aliouat, de 21 años y cumplidor con su trabajo, vio llegar a su superior, el Cabo Mohsin Saadouni, quien empezó a insultarle sin razón alguna y a acusarle de ser “traidor a la patria”, le llamó “enemigo Polisario”, le empujó, y prometió encarcelarlo por no hacer la comida ni las tareas de hogar como hacen otros soldados.

 

En palabras de su superior: “soy Cabo y tú un soldado de ‘mierda’ así que si quiero enviarte a la cárcel lo haré, y tú no podrás hacer nada”, declaró Ahmed a su familia.

Frente a esas amenazas el soldado pidió a su jefe ser trasladado a otra barraca, obteniendo como respuesta que si presentaba la solicitud de traslado tendría que cumplir una pena de 15 días en una celda de aislamiento y le quitarían 2500 Dirham marroquíes (260$) de un total de 4000 DH (416$), que es la nómina que cobra Ahmed al mes.

 

El 4 de marzo de 2017, Ahmed Aliouat fue arrestado y encarcelado en el pabellón militar en la prisión de Salé. Después de su arresto estuvo desaparecido durante 13 días, durante los que fue interrogado y sometido a tortura.

 

Según informó su familia, desde que fue arrestado el 4 de marzo, Ahmed ha permanecido en una localidad desconocida y no se le ha permitido comunicarse con nadie, incluso con su familia. Iniciaron una búsqueda para saber dónde estaba, contactando a numerosas autoridades marroquíes y a las barracas militares generales en los territorios ocupados del Sáhara Occidental.

 

Ahmed fue torturado durante 13 días: 2 días seguidos en “Bir Ganduz”, después fue trasladado al cuartel de la gendarmería de Agadir y allí fue torturado 11 días y obligado bajo tortura a firmar confesiones impuestas por las autoridades marroquíes.

 

La unidad a la que Ahmed había sido destinado está localizada en el territorio ocupado del Sáhara Occidental.

 El 6 de marzo un hombre procedente de las barracas donde Ahmed fue arrestado llamó a la familia y les informó de que el soldado había sido detenido por chatear en Facebook sobre asuntos políticos con otros saharauis que están refugiados en los campamentos de Tinduf (Argelia) y también por compartir vídeos y noticias sobre el Sáhara Occidental en su página de Facebook. La familia siguió la búsqueda intentando obtener noticias de Ahmed.

 

El 17 de marzo, el padre de Ahmed se desplazó a la ciudad de Dajla, en el extremo sur del Sáhara Occidental ocupado, para intentar obtener información sobre su hijo. Una vez allí la gendarmería militar finalmente le informó de que su hijo había ido a la ciudad marroquí de Agadir, a 1200 km de distancia, para arreglar unos papeles. El padre inició el viaje en su coche la misma noche, y de camino a dicha ciudad recibió otra llamada de la gendarmería informándole de que su hijo estaba en Rabat, a unos 1600 km de su lugar de residencia. También le informaron de que iba a ser juzgado la mañana siguiente. El padre tuvo que seguir su camino hacia Rabat para asistir al juicio celebrado el 18 de marzo. Después del largo viaje no se le permitió entrar en los tribunales ni en la sala del juicio. Los guardias dijeron a los padres de Ahmed que era un juicio privado y que no podían entrar. Los padres del afectado confirmaron que solo vieron a su hijo a las 11 de la mañana en la puerta de los tribunales al entrar y a las 5 de la tarde al salir encerrado en un coche militar. Más tarde la familia se enteró a través de uno de los guardias que su juicio había sido pospuesto hasta el 20 de marzo, coincidiendo así con el juicio de los 24 prisioneros del grupo Gdiem Izik. De esta manera, toda la atención de los medios y la sociedad marroquí se centró en el juicio del grupo Gdiem Izik, silenciando así el juicio de Ahmed. Ahmed permaneció desaparecido hasta el viernes 17 de marzo.

 

El 20 de marzo no se permitió presenciar el juicio a ningún miembro de la familia ni tampoco a la prensa internacional. “A la llegada a los tribunales, uno de los guardias nos dio un documento que parecía como un permiso de visita carcelario y nos dijo que Ahmed ya había sido condenado por el tribunal y que para conocer su sentencia teníamos que usar el permiso de visita y preguntarle directamente¨, contó un testimonio a Adala UK.

 

“Esto no es justicia – primero lo quieren juzgar el sábado, y después de posponerlo nos dicen que podemos asistir al juicio, y hoy llegamos y nos dicen que nuestro hijo ya ha sido condenado”, añadió otro familiar.

 

El 21 de marzo, Ahmed desmintió la noticia de que fue juzgado y confirmó que los guardias dieron falsas noticias a sus familiares y que su juicio fue aplazado hasta el 4 de julio de 2017.

 

Al juicio del 4 de julio solo se permitió la entrada al padre de Ahmed, y el resto de familiares y la prensa internacional tuvieron que quedarse fuera. La acusación presentó como evidencias “el historial de un chat en Facebook” en el que presuntamente Ahmed había estado chateando con ciudadanos saharauis de los campamentos de refugiados sobre temas políticos y sobre enviar banderas del Sáhara Occidental ocupado. La defensa rechazó todas las evidencias presentadas, ya que la cuenta de Facebook en cuestión no lleva el nombre del usuario ni la consigna de verificación. No obstante, el juez rechazó todas las protestas presentadas por la defensa.

 

“El juez dijo a mi hijo que la acusación demostró que él se comunicaba con gente en los campamentos de refugiados saharauis, mi hijo respondió que ‘si alguien me saluda en el Messenger yo le saludo sea de donde sea’, el juez le respondió diciendo que ‘no debes ni saludar a esas personas ni hablar con ellos’. A esto Ahmed respondió que ‘si alguien te saluda en las redes sociales ¿cómo vas a verificar de dónde es? ¿Y qué problema hay si alguien me saluda y yo por educación le respondo?’. “Esto es absurdo, nunca he visto algo igual en mi vida, que se condene a una persona a cadena perpetua por saludar en Facebook y se presenta eso como evidencias reales” declara el padre.

 

Ahmed y su compañero fueron condenados a cadena perpetua por el Tribunal por incitar a la fuga de civiles y militares para incorporarse al enemigo, en alusión al Frente Polisario. “Mi hijo fue condenado a cadena perpetua por un chat de Facebook como única prueba que ni siquiera lleva el nombre de mi hijo” comenta el padre. Ambos serán encarcelados en el pabellón militar en la prisión de Salé, Reinos de Marruecos. El compañero de Ahmed, Slaimani Simoh fue detenido después que los militares encontraran en su dormitorio un papel que decía “los revolucionarios saharauis Polisario si vienen nos llevarán a todos” tambien fue acusado de escuchar la misura de la Radio que emite el “Polisario” desde los campamentos de los refugiados en Tinduf (Argelia). El compañero, que prefiere permanecer en el anonimato, detenido y torturado durante días, fue obligado a firmar confusiones bajo tortura. La policía militar no les permitió ni a él ni a Ahmed ver ni leer las acusaciones que se les imputan.

 

El sistema de justicia marroquí adolece de profundas deficiencias y nos preocupa la parcialidad del juicio, que se celebró en secreto. Las condenas a cadena perpetua impuestas son las últimas de una sucesión de acciones regresivas de las autoridades del Reino de Marruecos en relación con los derechos humanos.

 

Por su parte los medios de comunicación marroquíes subrayaron noticias con la versión del gobierno que fueron difundidas por varios medios españoles, incluyendo la agencia EFE. Éstas incluyen hechos tales como que los dos militares fueron arrestados hace 4 meses por la Gendarmería Militar tras varios meses de vigilancia por entrar en contacto con “partes cercanas al enemigo fuera del territorio nacional” y que habían “incitado a militares y a civiles a incorporarse al Frente Polisario”. La misma fuente añadió que “la Fiscalía pidió la máxima pena contra los dos soldados y expuso pruebas relacionadas con materiales confiscados”. Aún más alarmante es la información errónea publicada por este medio en qué se afirma que los soldados proceden de regiones fuera del Sáhara Occidental ocupado.  

 

Cabe recordar que Ahmed y su compañero fueron denunciados por su jefe, y que él era el único testigo y que además testificó en contra de ellos. Otros dos testigos testificaron a favor de Ahmed y su compañero diciendo que ellos eran ejemplares y que nunca habían visto nada que les hiciera sospechar de traición y que dudan de todas las acusaciones en contra de ellos.

 

El 5 de julio Ahmad apeló la sentencia y pidió a todas las ONGs nacionales e internacionales que apoyen su caso, también pidió defensa y abogados que no sean marroquíes debido a que el tema del Sáhara Occidental es muy complejo y es muy difícil que un abogado marroquí contradiga la posición oficial del gobierno alauita. La mayoría de los abogados consultados por su padre le han dicho que no pueden ser involucrados en temas relacionados con la cuestión del Sáhara Occidental porque es un tema muy delicado y peligroso para ellos y para su labor. El padre también confirmó que los dos abogados que contrató no han mencionado la palabra “Sáhara Occidental” ni han hecho lo suficiente para contradecir las acusaciones. Simplemente han rechazado las evidencias diciendo en todo momento que es muy jovencito y no debe ser juzgado por un chat.  

 

No se permitió que los abogados se pusieran en contacto con Ahmed en ningún momento, ni durante su arresto ni antes ni después del juicio. Ahmed no conoce la verdadera razón de su detención y confirmó que nunca ha cometido ninguna infracción o desobediencia de ningún tipo. También dijo que su jefe siempre lo amenazaba de imputarle acusaciones falsas para encarcelarle y siempre le ha tratado mal por ser de origen saharaui. Los malos tratos recibidos incluyen obligarle a lavar su ropa y amenazas de ser violado si no obedecía sus órdenes. Los compañeros de Ahmed han declarado que su jefe les dijo que “Ahmed es saharaui y siempre estará del lado de su gente, estoy convencido que ayudará a entrar en ‘nuestras fronteras’ al Polisario (Movimiento de la Liberación de Sáhara Occidental)”. También según sus compañeros, su jefe prometió denunciarle con todas las acusaciones que tiene en mente.

 

Adala UK pide a las autoridades que vuelvan a juzgar a los acusados en un nuevo juicio y que este cumpla con las normas sobre juicios justos aceptadas internacionalmente. Es evidente que la base de las declaraciones son por una parte el odio y el racismo por parte de su jefe y por la otra la falta de evidencias, ya que la acusación solo presentó un historial de un chat en Facebook de autenticidad cuestionable.

 

Las comunicaciones son privadas e inviolables y cualquier acto cometido por las Autoridades que atente contra la libertad y privacidad de las mismas debe ser penado. En este aspecto, el Reino de Marruecos ha utilizado el espionaje de forma arbitraria contra personas, incluyendo periodistas y defensores de derechos humanos. Como el objetivo de la vigilancia es ilegal, el gobierno de Marruecos ha cometido una clara violación del derecho a la intimidad con consecuencias graves para la libertad de expresión.

 

Los encausados quieren que se haga justicia, pero la justicia servirá de poco si se basa en evidencias de un chat en las redes sociales o en pruebas obtenidas mediante el uso de tortura o coacción.

 

Los hechos de discriminación y racismo, así como las torturas denunciadas por Ahmed deben ser investigados de manera inmediata, exhaustiva e imparcial y los responsables de esos actos deben ser procesados en juicios justos ante autoridades reconocidas.

 

El Reino de Marruecos debe cesar sus conductas de discriminación hacia personas de origen saharaui, e instar a las instituciones del reino a poner en marcha medidas efectivas para luchar contra el racismo y la discriminación.


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